martes, 27 de julio de 2010

Cuento tehuelche

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Vean cómo se traslada un pueblo nómade

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El Aymara

Es un pueblo milenario dedicado al pastoreo y a la agricultura usando técnicas ancestrales de cultivo.Habitan, traspasando las fronteras impuestas por las naciones, desde las orillas del lago Titicaca y la cordillera de los Andes, hasta el noreste argentino. Tienen una economía complementaria, ya que los que viven en el altiplano poseen abundantes rebaños y escasos cultivos, mientras que los que lo hacen en la precordillera producen bastantes verduras frutas y semillas gracias al eficaz uso del suelo, mediante las tradicionales terrazas. Debido a estas condiciones se generan relaciones de intercambio de productos entre pastores y agricultores. Esta forma de subsistencia se basa en el principio del ayne, que se refiere a la reciprocidad entre los aymarás: la petición de ayuda en el presente, será correspondida en el futuro.

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Pueblo Aymara

El grupo atacameño

El atacameño también constituye una notable demostración de adaptación al medio desértico y a la altura. Su presencia marca la evidente etapa final de una secuencia histórico-cultural que se conoce desde el tiempo de los cazadores primitivos de antes de Cristo, y que pasa por el imperio incaico y el período colonial español. Sin lugar a dudas los Atacameños lograron sobrevivir en un medio hostil, escaso de tierras cultivables y de agua. A pesar de ello, fueron agricultores y ganaderos. Utilizaron el regadío artificial y la construcción de terrazas de cultivos en las laderas de los cerros cuyos muros de contención eran hechos de pircas en piedra. Los cultivos eran el maíz, la quinoa, el zapallo, las calabaza, el poroto y el ají. Tenían árboles frutales de guayabos, chirimoyos, tunales y tamarugos. Este grupo sedentario se decicó a la crianza de alpacas y llamas de las que obtenían lana y carne. El intercambio comercial lo realizaban con las comunidades costeras mediante el trueque. Los atacameños fueron diestros con los metales, elaborando objetos de cobre, estaño, bronce, plata y oro. A su vez, la cerámica también fue sobresaliente caracterizándose por el color negro y rojo, pulida o grabada. Trabajaban, además, diversos materiales como lana, algodón, totora, cuero, hueso, piedra y madera. Confeccionaban su ropa con lana de llamas. Vestían túnicas y ponchos, cubrían sus cabezas con gorros ricamente decorados, usaban sandalias de cuero y numerosos adornos como anillos, aros, prendedores, collares y pulseras. Poseían una serie de bolsas o chuspas para guardar diversos objetos. Vivían en pequeños y aislados villorrios de piedra. Las casas tenían una pieza única y muchos poblados estaban protegidos por murallas de piedra o pucarás, ciudades-fortalezas que cumplían un papel defensivo durante los ataques. Nada se sabe de su espiritualidad y culto religioso, pero, por la forma de los entierros, podemos deducir que ellos tenían una creencia en la vida futura, y los funerales constituían un rito importante. Al igual que el grupo andino los atacameños revelan su identidad étnico-social con mayor fuerza durante sus actos mágico-religiosos. Entre éstos, destacan aquellos rituales que piden abundancia de agua y fecundidad de la tierra, y el culto a las altas montañas, con cantos y danzas rituales, llamados cauzúlor y talátur. Algunos de estos textos poéticos, ya muy deformados, está en su vieja y casi por completo olvidada lengua kunza.

Escucha y observa las características de este pueblo

Abordar el estudio de los distintos grupos indígenas que poblaban el actual territorio al momento de su primer contacto con los españoles es una tarea tremendamente compleja. El instante de ese encuentro no fue, sin embargo, igual para todos los grupos. Se produjo a principios del siglo XVI con las poblaciones del Norte Grande y durante la segunda mitad con los de Chile Central; a mediados del siglo XVII con grupos al sur de Chiloé y a fines de ese siglo y principios del XVIII con los habitantes de la Patagonia y Tierra del Fuego. Al mismo tiempo los estadios culturales de estas comunidades eran muy diversos por lo que es difícil fijar pautas homogéneas. Se agrega, además, el que mucha de la información sobre ellas está deformada por los valores y esquemas culturales propios de quienes la registraron. Por tal razón, las simplificaciones que se estudian (límites, organización social y referencias religiosas) deben ser consideradas como aproximaciones más o menos "funcionales" para la comprensión de los grupos indígenas en Chile al momento del contacto con los europeos, bajo advertencia que el conocimiento actual sobre ellos es aún muy incompleto.